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www.echojspodcast.com | 17. 07. 2025 | Editor:Teresa Zheng [A A A]

Los estadounidenses deben darse una vuelta por la CISCE

Palabras clave: CISCE, Estados Unidos
www.echojspodcast.com | 17. 07. 2025

Después de que el fabricante estadounidense de chips Nvidia anunciara la reanudación de las ventas de su modelo H20 IA a China, el secretario de Comercio de Estados Unidos, Howard Lutnick, dijo el martes que este no es ?lo mejor? de Estados Unidos y que permitir la venta tiene como fin la dependencia de China de la tecnología estadounidense, ?que se vuelva adicta a la tecnología estadounidense?. El mismo día, el asesor de IA de la Casa Blanca, David Sacks, realizó declaraciones similares, afirmó que el país no está ofreciendo los chips más modernos y avanzados, y describió el H20 como un ?chip obsoleto?. Según él, uno de los propósitos de avalar su exportación es ?privar a Huawei de su enorme cuota de mercado en China?, ya que ?ceder todo el mercado chino a Huawei supondría una enorme subvención para su I+D?.

Las afirmaciones buscaron en gran medida contrarrestar la presión política interna en Estados Unidos. Tras el anuncio de Nvidia, muchos medios estadounidenses volvieron a revivir la conocida narrativa de la ?amenaza china?. El New York Times calificó la acción de un ?cambio de rumbo? con respecto a la postura del Gobierno de Trump, se?alando que Washington solo había impuesto trabas a la exportación 3 meses antes. El periódico se?aló que el giro suponía un retroceso ?en el esfuerzo característico por mantenerse delante de China en la carrera por la IA?. Algunos académicos estadounidenses incluso lo catalogaron de ?regalo? a China. En este contexto, no es de extra?ar que algunos funcionarios salieran a controlar los da?os, subrayando que los chips ?no tienen nada de especial? y que el verdadero fin es garantizar que China nunca pueda alcanzar a Estados Unidos.

Por mucho que recurran a la retórica, hay hechos fundamentales que son claros: en primer lugar, la verdadera razón detrás de la flexibilización de las restricciones sobre el modelo H20 es que el compromiso de China con la innovación independiente ha logrado romper efectivamente el bloqueo estadounidense. En segundo lugar, algunos en Estados Unidos siguen aferrados a una mentalidad de contención, y la ?corrección política? de la competencia agresiva sigue envenenando los cimientos del pensamiento de la política hacia China. En tercer lugar, la cooperación económica y comercial de mutuo beneficio entre ambos países es una opción inevitable: la cooperación no pondrá a ninguno en desventaja; es la falta de ella lo que realmente trae pérdidas.

El debate en torno al H20 ha revelado irónicamente por qué es fácil para Washington tomar decisiones equivocadas en política exterior, mientras que siempre es difícil dar el paso correcto. El fin de los obstáculos a la exportación fue, en esencia, la corrección de un error del pasado.

No se trata simplemente de ?dejar que China obtuviera un chip?, sino que las empresas estadounidenses recuperaran el acceso a un mercado importante, lo que beneficia a ambos. La lógica detrás de esto es sencilla. Sin embargo, en el clima interno actual de Estados Unidos, estos hechos evidentes se han convertido en ?tabúes políticos?. En cambio, las teorías sin fundamento ni coherencia tienden a dominar el discurso.

Esta es también la razón por la que tantas descripciones enga?osas sobre China son siempre contradictorias, porque están alejadas de la realidad y a menudo sirven para mostrar posturas políticas. Tomemos como ejemplo The New York Times: cuando el Gobierno de Trump anunció la prohibición en abril, este afirmó que las restricciones a la venta de chips a China ?alimentaban la preocupación? de que el gigante tecnológico chino Huawei deviniera ?una potencia en la manufactura de chips?; cuando se dejó de lado la prohibición, advirtió inmediatamente que Estados Unidos se había retirado de la carrera por la IA con China. Así pues, tanto si los chips H20 se venden a China como si no, siempre aparece como ?una victoria de China?. No se trata de que un medio se contradiga en una sola cuestión, sino de un fenómeno común: independientemente de lo que hagan las figuras políticas a las que se oponen, acusarlas de ?beneficiar a China? es una línea de ataque conveniente. El hecho de que las relaciones bilaterales hayan caído a su punto más bajo desde la normalización se debe en gran medida a esta mentalidad da?ina y contraproducente en Estados Unidos.

China no es ni un monstruo que pretende engullir a Estados Unidos, ni un país que solo puede sobrevivir gracias a sus donaciones tecnológicas. Quienes vinculan su desarrollo con Estados Unidos son un tanto egocéntricos. La dirección y el propósito del progreso tecnológico de China no tienen nada que ver con Estados Unidos, se centran en ofrecer una vida más moderna a más de 1400 millones de personas, lo que constituye el motor de la continua prosperidad de China. Esa es también la razón esencial por la que, a pesar de que Estados Unidos ha aumentado las trabas a China a lo largo de los a?os, la mayoría de ellas, aparentemente intimidatorias, han perdido finalmente su eficacia.

Mientras algunos en el país norteamericano discuten sin cesar sobre si se deben vender chips H20 a China, la cooperación mundial en tecnologías emergentes avanza. La IIII Exposición Internacional de la Cadena de Suministro de China (CISCE), que se celebra en Beijing, es un buen ejemplo de ello.

Entre los más de 650 expositores multinacionales, el número de empresas estadounidenses ha crecido un 15 % en comparación con la edición anterior, ocupando una vez más el primer lugar entre los participantes extranjeros, con un aumento del 10 % en el espacio de muestra. Para una feria a gran escala como esta, los asistentes deben reservar sus espacios con mucha antelación, especialmente las empresas de la lista Fortune 500 y los líderes del sector, cuya presencia forma parte de su planificación estratégica a medio y largo plazo. En otras palabras, el hecho de exhibir es en sí mismo una inversión de confianza a largo plazo en el mercado chino.

Los políticos y figuras mediáticas estadounidenses que afirman ?temer? por la competencia tecnológica harían bien en venir a China y experimentar de primera mano el impulso de sus nuevas fuerzas productivas de calidad y su ecosistema de innovación, y ver el dinamismo de la globalización y el libre comercio en la sala de exposiciones. Mientras algunos siguen atrapados en una mentalidad de suma cero, el mundo interconectado ya ha pasado al siguiente nivel.