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www.echojspodcast.com | 29. 07. 2025 | Editor:Teresa Zheng [A A A]

Qué atrae a los representantes empresariales de EE. UU. para seguir viajando a China

Palabras clave: China, EE. UU.
www.echojspodcast.com | 29. 07. 2025

Varios medios de comunicación extranjeros han informado, citando fuentes, de que una delegación empresarial estadounidense de alto nivel viajará a China esta semana, con motivo de la celebración en Suecia de una nueva ronda de conversaciones económicas y comerciales entre China y Estados Unidos. Al parecer, la visita está organizada por el Consejo Empresarial EE. UU. - China, y algunos ejecutivos de Boeing y FedEx, así como el presidente del consejo, Sean Stein, figuran en la lista de visitantes. Se trata también de la visita de más alto nivel de una delegación empresarial estadounidense a China desde el abuso de los aranceles por parte de EE. UU. a partir de abril de este a?o. Anteriormente, Jamie Dimon, presidente y consejero delegado de JPMorgan Chase & Co, y Jensen Huang, fundador y consejero delegado de Nvidia, visitaron China y expresaron su optimismo sobre el país. Recientemente, las visitas de empresarios estadounidenses a China no han cesado.

En medio de mucha incertidumbre en las relaciones económicas y comerciales entre China y EE. UU., las visitas espontáneas de representantes empresariales estadounidenses a China representan una opción colectiva de la comunidad empresarial. La reciente entrevista del South China Morning Post a Sean Stein, que se ha confirmado que viajará con la delegación, permite ver la verdadera actitud de la sociedad estadounidense hacia las relaciones económicas y comerciales entre China y EE. UU., más allá del abuso de los aranceles por parte de Washington. Stein se?aló que la comprensión de China suele estar desfasada en EE. UU.; la innovación de China es más importante que su mercado para muchas empresas, y las cadenas de I+D entre EE. UU. y China se han vuelto, en muchos casos, muy integradas. ?En muchos sectores, una empresa no puede ser competitiva a nivel mundial hoy en día si no aprovecha la innovación china?, afirmó, se?alando que ?las empresas no tienen más remedio que mantener algunas operaciones en China?. También dijo: ?Hemos visto un pragmatismo increíble por parte de los chinos? en las disputas arancelarias. ?Estamos pidiendo a EE. UU. que sea igualmente pragmático?, y ?los aranceles se establecieron para infligir más dolor a EE. UU. que a China?, se?aló.

El mensaje transmitido por la comunidad empresarial estadounidense no puede ser más claro: la cooperación económica y comercial entre China y EE. UU. es mutuamente beneficiosa para ambas partes, y cualquier intento de romper los lazos económicos entre ambos países va en contra de los principios económicos. Para ellos, la cooperación entre China y EE. UU. no es una ?opción?, sino una ?necesidad?. Su elección es tanto un movimiento pragmático para buscar oportunidades de negocio como una firme declaración sobre las perspectivas de las relaciones económicas y comerciales entre China y Estados Unidos. El atractivo del mercado chino sigue revelando nuevos valores en medio de la mejora del consumo y la apertura institucional; la ola de innovación de las empresas chinas presenta oportunidades poco frecuentes de mejora para las empresas estadounidenses; y la resiliencia y la rápida recuperación de las cadenas de suministro chinas ofrecen a las empresas valiosas expectativas de estabilidad operativa. Invertir en China y obtener beneficios mutuos se ha convertido en un amplio consenso entre los inversores mundiales, incluidos los estadounidenses.

La base de la cooperación económica y comercial entre China y EE. UU. no es un juego de suma cero de ?quién domina a quién?, sino una profunda complementariedad de estructuras económicas y una elección natural en el marco de los mecanismos de mercado. La solidez de las relaciones económicas y comerciales entre China y Estados Unidos se debe a sus intereses comunes y a su voluntad de cooperar. Ya se trate del impacto positivo de las eficientes cadenas de suministro chinas en el consumo de los hogares estadounidenses o de las enormes oportunidades de ingresos para las empresas estadounidenses en el mercado chino, los datos de las últimas décadas han demostrado plenamente estos puntos. Cuando Tesla anunció la construcción de su planta de almacenamiento de energía Megapack en Shanghai, y el gigante farmacéutico mundial AstraZeneca estableció su centro estratégico mundial de I+D en Beijing, los despliegues estratégicos de estos gigantes multinacionales sirven de ?termómetro? en la ola de globalización económica, midiendo el calor de la apertura institucional de China en el mercado.

En las circunstancias actuales, se destaca cada vez más la esencia de las relaciones económicas y comerciales entre China y EE. UU. como mutuamente beneficiosas y beneficiosas para ambas partes. En la recientemente concluida Expo Internacional de la Cadena de Suministro de China, el número de expositores estadounidenses aumentó un 15 % en comparación con el evento anterior, manteniendo su posición como el mayor grupo de expositores extranjeros. Además, representantes de empresas estadounidenses participaron activamente en la Cumbre Mundial de Promoción del Comercio y la Inversión celebrada en Beijing en mayo. Este mismo mes, un informe de una encuesta realizada por el Consejo Empresarial EE. UU. - China entre 130 empresas miembros reveló que el mercado chino sigue siendo crucial para que las empresas estadounidenses mantengan su competitividad global, y casi todos los encuestados creen que no pueden seguir siendo competitivas a escala mundial sin operar en China.

La economía mundial se enfrenta a múltiples retos. Ya se trate de optimizar la asignación de recursos y adaptarse a la transformación de los modelos de desarrollo provocada por la continua aparición de tecnologías innovadoras, o de crear un entorno de desarrollo mundial estable, la cooperación y el desarrollo colaborativo entre China y EE. UU. son esenciales. Las continuas visitas de representantes empresariales estadounidenses a China no sólo reflejan la confianza en las perspectivas de cooperación económica y comercial entre China y EE. UU., sino que también responden a la mentalidad contradictoria de algunos en Washington que desean contener a China sin querer perjudicar sus propios intereses. Para EE. UU., esta debería ser una oportunidad para reexaminar la lógica subyacente de sus políticas comerciales hacia China, reducir la mentalidad de juego de suma cero y centrarse más en lograr resultados beneficiosos para todos y ganancias múltiples. La parte estadounidense debería reconocer los intereses reales del pueblo y las empresas estadounidenses y encontrar a China a medio camino, ya que ésta es también la expectativa común de la comunidad internacional.