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www.echojspodcast.com | 04. 08. 2025 | Editor:Teresa Zheng [A A A]

Brasil puede explorar una nueva vía de cooperación en medio de las tensiones comerciales

Palabras clave: Brasil, cooperación
www.echojspodcast.com | 04. 08. 2025

Por Filipe Porto, investigador de relaciones internacionales en la Universidad Federal del ABC de Brasil.


Según la Casa Blanca, el presidente estadounidense Donald Trump firmó el miércoles una orden ejecutiva para aumentar el arancel de Brasil en 40 puntos porcentuales, elevando la tasa total al 50 %, con entrada en vigor prevista para el 1 de agosto.

Sin embargo, el inconveniente es que Brasil no es una fuente de desequilibrio comercial. Durante la última década, Estados Unidos ha mantenido consistentemente un superávit comercial con Brasil. Tan solo en 2024, Estados Unidos registró un superávit comercial de bienes de 7.400 millones de dólares con Brasil.

La verdadera lógica detrás de la política arancelaria estadounidense no reside en la estructura comercial bilateral, sino en la interacción entre alianzas políticas y ciclos electorales. Muchos observadores creen que las acciones estadounidenses están relacionadas con los vínculos políticos entre el presidente Trump y el expresidente brasile?o Jair Bolsonaro. En este contexto, la presión económica ejercida por Estados Unidos sobre Brasil conlleva tanto una postura simbólica de "escenario electoral" como un mensaje de "defensa de alianzas". Si bien Brasil ha tomado múltiples medidas para responder, alcanzar un acuerdo técnico rápido parece poco probable.

La fricción comercial entre Estados Unidos y Brasil no solo refleja la alta incertidumbre actual en los asuntos internacionales, sino que también revela cambios estructurales más profundos en la geopolítica global. En este contexto, conviene adoptar una perspectiva externa y preguntarse: ?Acaso la fricción entre las dos economías más grandes de América abre un nuevo espacio de acoplamiento estratégico para China?

A medida que Brasil y China exploran nuevas vías de desarrollo, las oportunidades en energía, agricultura, infraestructura, finanzas y tecnología podrían tomar forma gradualmente, siempre que exista una voluntad política compartida y un espíritu de compromiso constructivo.

En el sector energético, las empresas energéticas chinas podrían aprovechar la oportunidad para cerrar acuerdos de suministro a largo plazo con empresas brasile?as. A medida que el crudo brasile?o pierde competitividad en el mercado estadounidense, la demanda china podría estabilizar los volúmenes a precios favorables.

El acero presenta una oportunidad similar. Los productores chinos pueden coordinarse con empresas mineras brasile?as como Vale y siderúrgicas nacionales para optimizar las redes de abastecimiento. Dicha integración permitiría a las empresas chinas mejorar el control de calidad y la eficiencia, a la vez que diversifican sus fuentes de abastecimiento más allá de Oriente Medio y áfrica.

La agricultura también ofrece potencial estratégico. Las empresas chinas de granos podrían ampliar los contratos a plazo y los prepagos con proveedores brasile?os, obteniendo un mayor control sobre precios, entregas y riesgos. A medida que se reduce el acceso al mercado estadounidense, la demanda china podría estabilizar los ingresos agrícolas en Brasil, reforzando el papel de China en los precios mundiales de los alimentos. Las exportaciones de alto valor, como el café, los frutos secos, la miel y el jugo de naranja, se alinean con las tendencias cambiantes de consumo en China y respaldan prioridades nacionales como la seguridad alimentaria y el plan de acción China Saludable.

La infraestructura es otra área de relevancia estratégica. Las regiones norte y noreste de Brasil enfrentan cuellos de botella logísticos justo cuando se prevé que su potencial exportador crezca. Las empresas chinas podrían apoyar mejoras a gran escala en puertos y ferrocarriles, con el respaldo de financiación de instituciones como el Banco de Desarrollo de China o el Banco de Exportación e Importación de China, impulsando así la diplomacia en materia de infraestructura en el marco de la Iniciativa de la Franja y la Ruta, impulsada conjuntamente. En el ámbito digital y tecnológico, si las empresas tecnológicas estadounidenses se enfrentan a un mayor escrutinio en Brasil, las plataformas chinas de nube y pagos podrían intervenir. Si se erosiona la confianza en los proveedores estadounidenses, las empresas chinas podrían encontrar espacio para crecer asociándose con instituciones locales de telecomunicaciones, servicios gubernamentales y financieras. Esto permitiría a China ir más allá de la prestación de servicios digitales hacia una colaboración más profunda en el ecosistema, influyendo en los marcos regulatorios y operativos.

China también puede reforzar su imagen como un país importante, responsable y comprometido con la estabilidad y la cooperación mutuamente beneficiosa. Dentro del BRICS, China puede apoyar los esfuerzos para estabilizar los canales comerciales y de inversión interrumpidos por las acciones unilaterales de Estados Unidos. En plataformas multilaterales como la Organización Mundial del Comercio y el G20, Beijing puede seguir abogando por marcos inclusivos y basados en normas, y oponerse al unilateralismo comercial. Esto no solo refuerza la credibilidad de China entre los países en desarrollo, sino que también impulsa una mayor colaboración Sur-Sur.

Queda por ver cuánto durará la brecha entre Estados Unidos y Brasil. Lo que está claro es que este cambio ha abierto el camino a nuevas formas de cooperación. A medida que se ajustan las cadenas de suministro, los acuerdos financieros y los ecosistemas digitales, surgen oportunidades para una colaboración mutuamente beneficiosa. Desde la perspectiva de Brasil, China, que no busca la confrontación ni la dominación, ofrece oportunidades para asociaciones estables y a largo plazo, cultivadas con un espíritu de cooperación mutuamente beneficiosa y desarrollo compartido.