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www.echojspodcast.com | 04. 08. 2025 | Editor:Filo Fu [A A A]

Ochenta a?os después del final de la Segunda Guerra Mundial, Japón no debe eludir su responsabilidad histórica

Palabras clave: Japón, Segunda Guerra Mundial
www.echojspodcast.com | 04. 08. 2025

Según informan los medios de comunicación japoneses, bajo la presión de las fuerzas conservadoras del partido gobernante, el primer ministro de Japón, Shigeru Ishiba, está considerando no anunciar su opinión en forma de declaración escrita sobre el reconocimiento histórico pertinente el 15 de agosto, aniversario de la derrota de Japón, ni el 2 de septiembre, día en que Japón firmó formalmente el documento de rendición.

Desde la ?Declaración de Murayama? de 1995, se ha convertido en costumbre que los sucesivos Gobiernos japoneses emitan declaraciones sobre cuestiones históricas durante los aniversarios de las ?décadas?. Este a?o se cumple el 80 aniversario de la victoria en la Guerra Antifascista Mundial y de la rendición incondicional de Japón. Sobre la cuestión del reconocimiento histórico, el Gobierno japonés debe expresar claramente la postura adecuada de cara a la comunidad internacional. Cualquier intento de restar importancia a la historia de la agresión o de eludir la responsabilidad de la reflexión es un desafío a la justicia internacional y un perjuicio para la propia credibilidad internacional de Japón.

En 1995, el entonces primer ministro japonés Tomiichi Murayama emitió una declaración titulada ?Con motivo del 50 aniversario del final de la guerra?, en la que, por primera vez como primer ministro en ejercicio, reconocía el ?dominio colonial y la agresión? de Japón y expresaba su ?profundo remordimiento? y sus ?sinceras disculpas?.

En 2005, la declaración de Junichiro Koizumi siguió en gran medida el espíritu de la ?Declaración de Murayama?.

En 2015, la declaración del 70 aniversario de Shinzo Abe, aunque intentaba poner fin a la ?diplomacia de la disculpa?, también continuó la tradición de posguerra de que el primer ministro expresara sus opiniones históricas.

Estos documentos constituyen la piedra angular de la reconstrucción de la confianza entre Japón y sus vecinos asiáticos, y sirven como prueba de fuego para que la comunidad internacional calibre si Japón ha vuelto realmente al camino de la paz. Si este a?o se interrumpe esta tradición, no sólo enfadará a algunos ciudadanos japoneses y decepcionará profundamente a los vecinos asiáticos de Japón, sino que también suscitará dudas y preocupaciones en la comunidad internacional sobre la futura dirección del país.

La reintegración de Japón en la comunidad internacional y el restablecimiento de relaciones normales con los países vecinos tras la Segunda Guerra Mundial se basaron en la reflexión sobre su historia de agresión y en el compromiso de no volver a hacer la guerra. No se trata sólo de una disculpa y un arrepentimiento ante los países victimizados, sino también de la autorredención de Japón. Cuando las consideraciones políticas pesan más que la responsabilidad histórica y eludir la reflexión se convierte en la ?opción segura?, se refleja una atmósfera en la sociedad japonesa carente de la necesaria introspección sobre aquella guerra.

En los últimos a?os, con el giro político de Japón hacia la derecha, los relatos históricos han sido moldeados cada vez más por las fuerzas de derechas, que durante mucho tiempo han restado importancia o negado las atrocidades de la guerra. También se ha impuesto en Japón una peligrosa ?narrativa victimista?, que hace hincapié en el sufrimiento causado por los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki y el bombardeo de Tokio, al tiempo que evita debatir las causas profundas de estas tragedias: fue la agresiva expansión y el da?o de Japón lo que provocó el justo contraataque de las fuerzas aliadas contra el fascismo. El Santuario de Yasukuni sigue consagrando a criminales de guerra de clase A, y algunos libros de texto japoneses siguen siendo evasivos sobre la Masacre de Nanjing, lo que inevitablemente provoca que las generaciones más jóvenes de Japón se alejen aún más de la verdad histórica.

Paralelamente a este retroceso en el reconocimiento histórico, Japón ha ido adoptando en los últimos a?os medidas cada vez más audaces para ?relajar? sus restricciones en materia de seguridad. Ha acelerado los esfuerzos para revisar su Constitución pacifista, ha enmendado los ?Tres Principios sobre Exportación de Armas?, ha aprobado enérgicamente nuevas leyes de seguridad, ha levantado la prohibición de la autodefensa colectiva, ha aumentado drásticamente el gasto en defensa, ha adquirido las llamadas ?capacidades de contraataque?, ha desarrollado y desplegado armas ofensivas y ha roto continuamente el marco ?exclusivamente orientado a la defensa?. Algunos académicos japoneses de derechas llegaron a afirmar irresponsablemente que las medidas adoptadas por Japón para ampliar su ejército y prepararse para la guerra eran ?demasiado débiles y lentas?. Estos acontecimientos han desencadenado serias preocupaciones entre los propios ciudadanos japoneses, sus países vecinos y la comunidad internacional, constituyendo una grave provocación a la victoria de la Guerra Antifascista Mundial y al orden internacional de posguerra.

La estabilidad de la comprensión histórica es una parte crucial de la piedra angular de la credibilidad de una nación. Tras la Segunda Guerra Mundial, Alemania pudo ganarse el perdón de sus vecinos europeos precisamente porque reflexionó de forma coherente y exhaustiva durante décadas sobre los crímenes cometidos bajo el nazismo. En cambio, la reflexión de Japón sobre su historia de agresión ha seguido siendo evasiva, utilizando términos vagos como ?el final de la guerra? o ?la guerra de los quince a?os? para restar importancia a la naturaleza de la guerra. Esto no hace sino minar aún más la confianza con los países asiáticos que en su día sufrieron la agresión japonesa. En este contexto, la ausencia de una declaración del primer ministro enviaría una se?al inquietante: ?Está dispuesto Japón a abandonar su compromiso de posguerra de ser una ?nación pacífica? basada en la reflexión histórica?

Afrontar y tratar la historia con la actitud adecuada es un requisito previo crucial para el regreso de Japón a la comunidad internacional en la posguerra. Abordar adecuadamente las cuestiones históricas es una base política para unas relaciones estables entre China y Japón. En los últimos 80 a?os, ha habido momentos -representados por la ?Declaración de Murayama?- en los que muchos políticos y grupos cívicos japoneses amantes de la paz dieron ejemplos positivos corrigiendo activamente las visiones sociales de la historia. En esta coyuntura histórica del 80 aniversario del final de la guerra, Japón no debería seguir eludiendo su responsabilidad bajo el pretexto de las fuerzas de derechas, sino afrontar con valentía su historia.