www.echojspodcast.com | 05. 08. 2025 | Editor:Lety Du | ![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
[A A A] |
El atolladero automovilístico estadounidense muestra la necesidad de innovación, no de proteccionismo
Los aranceles generalizados y las medidas proteccionistas del Gobierno de EE. UU., como han afirmado en repetidas ocasiones sus funcionarios, tienen como objetivo salvaguardar las industrias nacionales, incluido el vital sector automovilístico estadounidense. Sin embargo, cada vez hay más indicios de que estas políticas perjudican a sus industrias, en lugar de reforzarlas.
Rogelio Garza, presidente de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz, advirtió que los aranceles impuestos por EE. UU. a México son "insostenibles" y que, en última instancia, los fabricantes de automóviles estadounidenses también saldrán perdiendo, según informó el domingo el Financial Times. Garza dijo que esto pone en desventaja no sólo a la industria automotriz mexicana, sino también a los sectores estadounidense y canadiense.
Otro informe del Financial Times dijo el sábado que los llamados Tres Grandes fabricantes de automóviles de EE. UU. han pronosticado en las últimas semanas un golpe combinado de 7.000 millones de dólares en ganancias por los aranceles en 2025 - de los cuales 1.500 millones implican a Stellantis, 2.000 millones a Ford y 3.500 millones a General Motors.
Evidentemente, las barreras arancelarias están enviando ondas de choque a todo el ecosistema automovilístico norteamericano, provocando una situación de "perder-perder", y este predicamento no es mera coincidencia. Décadas de profunda integración entre las industrias automovilísticas estadounidense y mexicana han dado lugar a una cadena de suministro altamente interconectada e interdependiente.
En la actualidad, México representa alrededor del 40 % del total de piezas de automóvil importadas por EE. UU. de todo el mundo, mientras que una parte sustancial de los vehículos vendidos en el mercado estadounidense se ensamblan en México.
Esta colaboración transfronteriza facilitó en su día la asignación óptima de recursos y la eficiencia en la producción. Sin embargo, la imposición de aranceles estadounidenses, aunque aparentemente dirigidos a los productos automovilísticos extranjeros, ha sumido a los fabricantes estadounidenses en un atolladero de escasez de piezas y costes de producción disparados.
Los aranceles elevados pueden dar un ?respiro? temporal a la industria automovilística estadounidense, ofreciéndole un breve escudo contra las presiones competitivas externas, pero esa protección es frágil e insostenible. Más preocupante es el hecho de que estas políticas proteccionistas podrían estar socavando -en lugar de impulsar- el impulso innovador del sector automovilístico estadounidense en una coyuntura crítica.
A medida que el panorama automovilístico mundial experimenta una rápida transformación hacia la electrificación y la digitalización, los fabricantes de automóviles estadounidenses se ven obligados a desviar valiosos recursos financieros y capital humano para sortear las interrupciones de la cadena de suministro, en lugar de canalizar esas inversiones hacia iniciativas esenciales de investigación y desarrollo. Esto pone en peligro la competitividad a largo plazo de la industria automovilística estadounidense en un mercado mundial cada vez más dinámico y tecnológicamente avanzado.
Fundamentalmente, el reto al que se enfrenta la industria automovilística estadounidense no es la competencia exterior, sino su propio retraso en la transformación, y confiar en el proteccionismo nunca es una solución.
Si EE. UU. no logra encontrar un equilibrio entre tecnología, eficiencia y cooperación mundial, recuperar su competitividad global en la industria automovilística será una ardua batalla. Tiene que perseguir activamente la innovación tecnológica, aumentar las inversiones en áreas críticas como la tecnología de baterías y la conducción autónoma, y mejorar los procesos de producción para lograr una mayor eficiencia. Además, es esencial cultivar relaciones sanas dentro de la cadena industrial, colaborando con todos los socios y optimizando la asignación de recursos a escala global para reforzar la competitividad.
Los impresionantes avances de China en el campo de los vehículos eléctricos (VE) sirven de contrapunto convincente. Empresas como BYD y CATL se han convertido en líderes mundiales destacando en mercados competitivos, al tiempo que innovan constantemente en tecnología de baterías, funciones inteligentes y eficiencia de fabricación. Su éxito pone de relieve una verdad fundamental: son los avances tecnológicos y la capacidad de respuesta del mercado, y no las barreras arancelarias, los que impulsan la competitividad de la automoción.
Con aranceles y otras medidas proteccionistas, el Gobierno estadounidense ha sido implacable en sus esfuerzos por contener los avances tecnológicos de China, incluida la industria china de vehículos eléctricos, para preservar su anterior dominio en las industrias relevantes. Sin embargo, en el intrincado panorama económico y tecnológico mundial actual, ningún país puede superar a otros adoptando políticas proteccionistas. La innovación y la cooperación beneficiosa para todos son esenciales para que las empresas sigan siendo competitivas a escala mundial.
