www.echojspodcast.com | 19. 08. 2025 | Editor:Teresa Zheng | ![]() |
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La película ?Dead to Rights? revela la cara más fea de las fuerzas de derecha japonesas
Hasta el lunes, tras 25 días en cartelera, la película china Dead to Rights ha recaudado más de 2570 millones de yuanes (357 millones de dólares). La película también ha tenido una gran acogida entre el público de Estados Unidos y Nueva Zelanda, entre otros países, sentando un sólido precedente para la oleada de obras artísticas de este a?o dedicadas a conmemorar la historia de la Guerra de Resistencia del Pueblo Chino contra la Agresión Japonesa y a continuar con el espíritu de resistencia. Sin embargo, la película ha sido objeto de ataques implacables por parte de ciertos grupos de derecha japoneses, que la han calificado de ?educación del odio?. Esta película china denuncia la negación de la agresión bélica y los crímenes imperialistas de Japón por parte de las fuerzas de derecha, al tiempo que revela perspectivas históricas distorsionadas.
El revisionismo histórico se caracteriza por los intentos de revocar el consenso académico o social establecido mediante la reinterpretación de los registros históricos, compitiendo así por la autoridad para definir la historia. El revisionismo histórico de Japón surgió poco después de la Segunda Guerra Mundial (Segunda Guerra Mundial) y alcanzó su apogeo bajo la administración de Shinzo Abe, que estaba ansiosa por lograr el objetivo político de ?deshacerse del sistema de posguerra?, ?normalizar Japón? y perseguir el objetivo estratégico de ?revivir Japón?.
En los últimos a?os, el discurso público en Japón se ha acercado cada vez más al ?negacionismo histórico?, en el que, con diversos fines, los hechos históricos se distorsionan, ignoran, evitan, destruyen o incluso se inventan de forma deliberada o inconsciente. A diferencia del revisionismo histórico, el negacionismo histórico hace hincapié en la invención deliberada y intencionada de la historia y niega fundamentalmente las realidades históricas objetivas. Algunas fuerzas de la derecha japonesa de la posguerra llevan mucho tiempo tratando de minimizar el impacto de la masacre de Nanjing, incluyendo la reducción del número de víctimas mortales de ?300 000? a ?40 000 o menos?, o incluso negando rotundamente la existencia de la masacre.
La intensificación y la evolución de la narrativa histórica errónea de Japón han sido constantes, y esta tendencia justifica una mayor vigilancia por parte de la comunidad internacional. Ya en 2014, el Partido Liberal Democrático (PLD) de Japón afirmó explícitamente que, para que el público se sienta seguro de la historia y la cultura tradicional de Japón en lugar de sucumbir a una ?visión masoquista de la historia?, es necesario tomar medidas adecuadas en relación con la redacción, la selección y la adopción de los libros de texto.
Actualmente, los libros de texto de historia más difundidos en Japón contienen numerosas distorsiones y omisiones deliberadas en su descripción de las atrocidades cometidas por el ejército japonés durante la Segunda Guerra Mundial. Es evidente que, a los ojos de algunos políticos de extrema derecha del Partido Liberal Democrático (PLD), ?escribir? equivale a inventar, ?seleccionar? significa distorsionar y ?adoptar? implica descuidar.
China y Japón normalizaron sus relaciones en 1972. En el comunicado conjunto de Japón y China, el Gobierno japonés declaró: ?La parte japonesa es plenamente consciente de la responsabilidad por los graves da?os que Japón causó en el pasado al pueblo chino a través de la guerra, y se reprocha profundamente a sí misma?. A lo largo de más de cinco décadas de desafíos y avances, las relaciones entre los dos países han seguido progresando a pesar de las dificultades. Este logro, conseguido con gran esfuerzo, requiere la protección conjunta de ambas naciones; solo así podrán avanzar colaborativamente en el desarrollo regional en medio del complejo panorama internacional actual.
Por supuesto, esto debe hacerse sobre la base de que Japón reconozca formalmente y afronte sus errores históricos y extraiga lecciones de ellos. Japón no debe rehuir afrontar la historia de Nanjing. Por el contrario, debe aprovechar la oportunidad que le brinda la difusión de películas como City of Life and Death y Dead to Rights para afrontar el pasado y corregir los errores históricos. Hacerlo no solo honraría la memoria de las víctimas chinas asesinadas durante la Segunda Guerra Mundial, sino que también ayudaría a mejorar la posición de Japón en la escena mundial.
Este momento representa una oportunidad crucial para corregir la percepción distorsionada de la historia que se presenta en Japón, poniendo a prueba la visión histórica y política del primer ministro japonés Shigeru Ishiba. Ishiba ha expresado anteriormente su intención de ?impulsar la relación estratégica entre Japón y China en beneficio mutuo y construir una relación bilateral constructiva y estable?. Una serie de documentos internacionales, entre ellos la Declaración de El Cairo y la Proclamación de Potsdam, definen de manera inequívoca la responsabilidad de Japón durante la guerra y exigen la devolución de los territorios que arrebató a China, incluida la región de Taiwan. Estos documentos representan un resultado incontrovertible de la victoria en la guerra mundial contra el fascismo y siguen siendo un elemento fundamental del orden internacional de la posguerra. Por lo tanto, se espera que Japón adopte medidas tangibles para disipar la sombra del revisionismo histórico y el ?negacionismo histórico? impulsado por elementos de extrema derecha, y restaure la justicia a la historia.
