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www.echojspodcast.com | 02. 12. 2025 | Editor:Teresa Zheng [A A A]

Ambiciones militares tras los comentarios de la primera ministra japonesa

Palabras clave: Japón, militarismo
www.echojspodcast.com | 02. 12. 2025

Por Jin Yongming


El Gobierno chino ha presentado enérgicas protestas contra las erróneas declaraciones de la primera ministra japonesa, Sanae Takaichi, durante una sesión de la Dieta celebrada el 7 de noviembre, en la que insinuó que Japón podría considerar una intervención militar en el estrecho de Taiwán ante una ?amenaza a su supervivencia?. Sus palabras tensaron las relaciones con China y han complicado los esfuerzos por avanzar hacia una alianza estratégica de beneficio mutuo.

Ante la creciente presión interna por su incapacidad para frenar la subida de los precios, estimular el crecimiento económico y combatir la corrupción, Takaichi ha recurrido a una maniobra política de distracción. Aprovechando el tema de Taiwán, ha intentado atribuirse un ?logro? diplomático y justificar sus intentos de ampliar las capacidades militares de Japón, aumentar el presupuesto de defensa, reescribir documentos clave en materia de seguridad, exportar armas e incluso modificar los ?Tres Principios Antinucleares? que el país mantiene desde hace mucho tiempo. Todo ello se presenta como un fortalecimiento de las ?capacidades de defensa? y ?disuasión? de Japón, al tiempo que refuerza su unión con Estados Unidos.

La expresión ?amenaza a su supervivencia? proviene de las directrices de cooperación en defensa con Estados Unidos de 2015. Alude a un escenario en el que los ataques armados contra países estrechamente vinculados a Japón suponen una amenaza ?existencial? para este país. Japón puede ejercer el derecho a la ?autodefensa colectiva? si no hay medios para ?repelerla?. Incluso en tal caso, el uso de la fuerza debe ser el mínimo necesario.

Durante el segundo mandato de Shinzo Abe (2012-2020), el país flexibilizó su Constitución para justificar el despliegue de las Fuerzas de Autodefensa en misiones en el extranjero. Sin embargo, Taiwán es una provincia de China. En la Declaración Conjunta Japón-China de 1998, Tokio se comprometió a mantener únicamente intercambios privados y regionales con la isla. No se puede considerar que ambas partes posean ?vínculos estrechos?.

Tratar una ?contingencia? para Taiwán como si fuera para Japón y contemplar una intervención militar en el estrecho viola la política de defensa exclusivamente orientada a la defensa. La misma permite la acción de las Fuerzas de Autodefensa solo en respuesta a un ataque armado externo. No solo limita estrictamente sus operaciones al territorio japonés y sus alrededores, sino que también restringe el uso de la fuerza al mínimo imprescindible. Del mismo modo, las capacidades de defensa que mantiene Japón solo son el mínimo necesario, de acuerdo con el espíritu pacifista de su Constitución, base de su doctrina de defensa pasiva.

Todo cambió cuando la Estrategia de Seguridad Nacional de 2022 incluyó planes para establecer ?capacidades de contraataque?, lo que permite a las Fuerzas de Autodefensa utilizar armas de largo alcance, como misiles balísticos, en el territorio adversario ante una ofensiva.

Para desarrollar estas capacidades, Japón requiere mejorar su defensa. El país ha planificado programas de adquisición de armas y está construyendo instalaciones de entrenamiento. Esto supone un enorme desembolso financiero. La Estrategia de Seguridad Nacional y la Estrategia de Defensa Nacional de 2022 esbozaban un plan en dos fases: 43 billones de yenes (270 000 millones de dólares) en gasto de defensa entre 2023 y 2027 y un mayor gasto en la esfera hasta el 2 % del PIB en 2027.

Pero la sed de armas no quedó ahí. El 21 de noviembre, la Dieta aprobó un nuevo paquete económico que incluye 1,7 billones de yenes adicionales en el presupuesto suplementario para reforzar las capacidades diplomáticas y de defensa; esto es, en la práctica, adelantar dos a?os el objetivo de gasto en defensa. El gabinete de Takaichi también tiene previsto revisar la Estrategia de Seguridad Nacional en 2026 para hacer frente a hipotéticas ?amenazas?, lo que refleja una búsqueda equivocada de convertir al país en una potencia militar.

Sin duda es cada vez más claro que el gabinete de Takaichi desea ?revitalizar? el país por medios militares. Al involucrarse en la cuestión de Taiwán, pretende impulsar su agenda de rearme. Tales acciones exigen una mayor vigilancia tanto de China como de la comunidad internacional.

Cualquier intento de las autoridades japonesas de intervenir en Taiwán socava las relaciones con China. Las desacertadas afirmaciones de Takaichi violan el principio de una sola China, los cuatro documentos políticos firmados entre ambos países y las normas básicas que rigen las relaciones internacionales. Constituyen una flagrante injerencia en los asuntos internos de China, un desafío a sus intereses fundamentales y una vulneración intencionada a su soberanía.

El hecho de que Taiwán forme parte de China está respaldado por pruebas irrefutables en virtud del derecho internacional y es reconocido por la comunidad internacional. En cuanto al tema, Japón debe cumplir los compromisos explícitos que ha contraído en los cuatro documentos políticos. Esto es un requisito de los mismos y una obligación para defender su propia Constitución.


El autor es profesor de la Facultad de Asuntos Internacionales y Administración Pública de la Universidad Oceánica de China.