Invitado por el presidente Xi Jinping, el gobernante francés Emmanuel Macron estará en China del 3 al 5 de diciembre, en lo que sería su cuarta visita de Estado al país y la devolución de cortesía del líder chino tras su estadía en el país europeo con motivo del 60 aniversario de las relaciones diplomáticas. Esta vez, Xi dialogará con Macron para juntos encabezar el avance de los vínculos bilaterales en un nuevo contexto. Ambos presidentes intercambiarán opiniones sobre los principales temas internacionales y regionales de actualidad. La parte francesa espera fijar un marco para las relaciones ?que sirva al interés mutuo?.

Entre los lazos de China con la Unión Europea, la asociación con Francia destaca por su solidez. Macron ha declarado que pretende visitar China una vez al a?o, y las 3 ocasiones previas han dado frutos. Los vínculos han logrado estar a la vanguardia de manera constante entre los otros de China con países occidentales, y la orientación estratégica de los dos jefes de Estado es vital. La estrecha amistad y los frecuentes contactos entre sus líderes han resultando en un persistente impulso a las relaciones bilaterales. Esta visita a?adirá un nuevo capítulo a los intercambios amistosos entre los dos países.

Francia fue el primer país occidental de importancia en formalizar lazos diplomáticos con China a nivel de embajada. Su establecimiento en 1964 fue un hito en la historia de las relaciones internacionales. Durante la Guerra Fría, fue un acto que demostró visión estratégica e iniciativa histórica, sentando las bases del espíritu chino-francés caracterizado por ?los principios de independencia, comprensión mutua, visión estratégica y cooperación beneficiosa para todos?. En las nuevas condiciones históricas, continuar con este valioso legado y enriquecerlo con relevancia contemporánea es significativo para sortear los riesgos actuales de división y confrontación.

La cooperación económica es considerada ampliamente un tema esencial de la presencia de Macron, que estará acompa?ado por una delegación de directores generales de las principales empresas galas. De hecho, las relaciones económicas y comerciales entre China y Europa atraviesan un período de ajuste, y en este último ha ido creciendo una mentalidad proteccionista ?defensiva?. Sin embargo, la verdadera confianza no es ?cerrar la puerta para esconderse?, sino ?abrirla para competir?. El desarrollo chino no solo es una fuente de presión para Europa, sino también un motor para la transformación europea y una gran oportunidad de mercado. Francia es uno de los socios comerciales y fuentes de inversión claves de China dentro del bloque, y una relación económica bilateral saludable es un ejemplo para los lazos de China con la UE. La visita del gobernante francés impulsaría más proyectos de cooperación de calidad, crearía un entorno empresarial más justo, transparente y no discriminatorio para las firmas de ambas partes y enviaría un mensaje positivo a Europa y al resto del mundo sobre la apertura, la reciprocidad y la cooperación beneficiosa para todos.

Los complejos vínculos entre China y la UE nunca han desaparecido, ni tampoco ha disminuido su resiliencia. Ambos no pueden coincidir en todo, pero debido a las necesidades estructurales de cooperación, los retos comunes de gobernanza y los intereses de desarrollo a largo plazo, sus relaciones siguen teniendo una base sólida para un progreso constante. Como país fundamental de la UE, el compromiso de Francia con la autonomía estratégica y su postura en la promoción del buen desarrollo de las relaciones entre China y la UE son esenciales para garantizar el avance constante de las mismas.

Al mismo tiempo, el valor estratégico de los lazos entre China y Francia va más allá del ámbito bilateral y tiene un impacto global de peso. Como dos grandes países con tradiciones diplomáticas independientes y firmes defensores y practicantes del multilateralismo, China y Francia comparten varios puntos en común y una responsabilidad conjunta en la defensa de un orden mundial multipolar, la defensa del sistema internacional centrado en las Naciones Unidas y el avance de las reformas para la mejora de la gobernanza global.

Esta vez, el presidente Macron participará en una serie de eventos temáticos sobre el empoderamiento cultural y la amistad entre los pueblos. En esa línea, tiene previsto visitar la Base de Investigación para la Cría del Panda Gigante de Chengdu. Los intercambios culturales y entre los pueblos son un rasgo distintivo y dinámico de las relaciones bilaterales.

Como potencias culturales y representantes de las civilizaciones oriental y occidental, la atracción y el aprecio mutuos de larga data por la historia y la cultura del otro han servido como cimiento sólido de la amistad y como ?amortiguador? en caso de disturbios.

El a?o pasado, cuando China y Francia celebraron el 60 aniversario de sus relaciones diplomáticas, ambos organizaron varias actividades que despertaron una ?fiebre cultural chino-francesa? entre la gente. A través de esta diversidad de contactos, un diálogo más profundo entre ambas civilizaciones acercará aún más los corazones de sus pueblos.

El a?o que viene, China acogerá la XXXIII Reunión de Líderes Económicos de la APEC, mientras que Francia será la sede de la Cumbre del G7. En un mundo marcado por las tensiones geopolíticas y los cambios en la gobernanza global, China y Francia, dos países con diferentes sistemas sociales, tradiciones culturales y etapas de desarrollo, se erigen como un modelo de coexistencia pacífica y cooperación de mutuo beneficio. El desarrollo saludable y estable de su relación es en sí mismo la refutación última a las teorías del ?choque de civilizaciones? o el ?conflicto sistémico?.

De cara al futuro, siempre que ambas partes sigan defendiendo los principios del respeto mutuo y el beneficio recíproco, rechacen que las fricciones a corto plazo obstaculicen el panorama general y no dejen que las presiones externas condicionen sus juicios, la base cooperativa de los lazos entre China y la UE se reforzará con una mayor resistencia estratégica.